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diumenge, 3 de novembre del 2013

22 parada: Cesta de crochet

Hoy he descubierto un gran tutorial por you tube para hacer una cesta de crochet. Como últimamente estoy investigando sobre el tema de cestería (para futuros talleres de autosuficiencia y para uso doméstico) he querido empezar con una técnica que más o menos domino (como es el caso del crochet o ganchillo).

Es un tutorial muy sencillo y no es necesario saber mucho sobre crochet ya que son puntos muy sencillos. Este a sido el resultado final de mi cesta:



Y en los días de invierno, cuando no tengamos nada que poner en la cesta... podemos darle otra utilidad como sombrero xD:


Si os interesa aprender a hacerla podéis ver el tutorial de "Ahuyama crochet" que lo encontrareis en el apartado "tutoriales" de mi blog.

divendres, 1 de novembre del 2013

21 parada: Mi gata y yo, una pequeña historia

Siempre sentí una profunda admiración hacia los gatos. En especial hacia los gatos negros...
Siempre pensé que tras esos ojos rasgados de colores intensos se escondían antiguos y poderosos secretos místicos, y que tras esos pasos silenciosos y camuflados, al perderse tras las sombras, tomaban formas extravagantes y fantásticas, mostrando su verdadera imagen.
Siempre he tenido mucha imaginación. De la cual doy las gracias, ya que mi vida, sin ella, no resultaría tan interesante. Pero, volviendo al tema de los gatos; de todos los gatos que han pasado por mi vida (y es un buen numero) en especial hablaré de mi gata Pitusa, también llamada: gorda (aunque de gorda no tiene nada), negra, culo de mono, cosita, cucusita, pantera, reina mora, Baguira, gata de bruja... en fin y un montón de otros motes (he de reconocer que bastante cursis) a los cuales mi gata responde encantada (bueno, excepto el de “culo de mono” que le suele dar rabia).
La relación que hay entre mi gata y yo es muy especial. Convive conmigo desde que a penas tenía semanas de vida y por aquel entonces mi pobre gata peleaba entre la vida y la muerte por culpa de malas experiencias con otros seres humanos.














Yo no me separaba de ella ni un solo instante, ya que debido a lo enfermita que estaba tenía que vigilarla constantemente por si le daba un ataque o bien porque tenía que administrarle la medicación o darle un biberón... recuerdo que mi media de sueño por aquella época era de entre 3 y 4 horas (me sentía como una madre joven con un bebé que lloraba constantemente por la noche). Por la mañana, también pasábamos el día juntas, ya que al principio mi madre no quería que se quedara en casa y solo me dejaba tenerla mientras se recuperara y con la condición de no dejarla en casa si yo no estaba. Así que transportín para arriba transportín para abajo. Cada día me la llevaba conmigo en tren y metro hasta Poble nou (donde trabajaba entonces) y cada hora o hora y media me escabullía del trabajo para ir al almacén y poder echarle un ojo o darle el biberón.


Después de correr varias veces a urgencias veterinarias (donde por cierto no me daban esperanzas. Según ellos mi gatita no aguantaría viva más de un mes como mucho... actualmente tiene ya sus 5 años).
Después de superar las enfermedades, mi gatita, aunque estaba viva, era una gata que le costaba reaccionar con las cosas que sucedían alrededor... ella crecía pero no sabía maullar, ni arañar, le costaba detectar desde donde la llamaban etc. Así que me puse a investigar el comportamiento felino, aunque ya tenía bastante experiencia con gatos y una ya es veterana gata vieja (como dice mi madre) me fue muy útil ver vídeos sobre conductas felinas... como juegan entre ellos, como y cuando maúllan, como se marcan... y me puse manos a la obra.
Como si de su madre gata se tratara me puse a enseñarle a mi gatita a jugar, a sacar las uñas (incluso a arañar)... el tema de maullar era más difícil pero mi gatita tubo mejores maestros en casa que yo. El primero (y por extraño que parezca) fue mi Gorrino (Richar para los amigos) que es mi perro buenazo. De él mi gata aprendió a gruñir, hoy en día no puedo evitar ponerme a reír cada vez que la oigo, es bastante curioso ver a tu gata negra como el ébano, de tamaño reducido (ya que sus enfermedades de pequeña le afectaron al crecimiento y su pata derecha delantera está medio torcida) gruñir a la puerta enseñando sus colmillitos blancos cada vez que escucha que alguien saca las llaves para abrir la puerta.


Con él aprendió a gruñir y con mi otra gata (Agatha) aprendió a maullar y a lavarse.


Desde entonces, mi gata y yo prácticamente no nos separamos. Hay ciertamente una relación mágica, de esas relaciones que pocas veces tenemos con un animal... cuando estoy en casa, mi negra me sigue a todas partes (y todas partes es todas partes) ya sea a la cocina, al baño, a la terraza, al comedor... sea donde sea... muchas veces incluso la llevo como si fuera un loro sobre mi hombro porque trepa sobre mi espalda para estar cerca de mi.


Otra característica muy curiosa de mi gata (y que de nuevo la asemeja más a un perro que a un gato) es que si silbo, en cuestión de segundo viene corriendo hacia mi... y ya no hablemos de las largas conversaciones que mantenemos, que a cada pregunta que le haga, ella con sus bonitos ojos amarillos bien abiertos me contesta con alguno de sus extraños “miaus” que a veces parecen rebuznos o gruñidos.


Ahora mismo, puedo sentir su respiración tranquila sobre mi pierna, lleva más de dos horas ahí sin moverse, simplemente mirando lo que hago en el portátil o pegando alguna que otra cabezadita (como ahora).
Todo esto he querido compartirlo porque me siento feliz de tener un animal que me ama tanto como lo hace ella... no puedo expresar con palabras la felicidad que siento cuando llego a casa y ella ya está esperando en el recibidor (seguramente mucho antes incluso de coger el ascensor). No me deja sola jamás, siempre está conmigo y ella siente como me siento, ya que si estoy feliz ella se muestra alegre y juguetona, en cambio si estoy triste o enfadada ella viene siempre con la cabecita gacha y me da lametones en la mano o se acurruca cerca de mi.

Ella es la que me a enseñado algo muy, muy importante... algo del cual ya había oído hablar pero jamás lo había experimentado de una forma tan clara y transparente, ella me a enseñado lo que significa: Amar sin esperar nada a cambio. Ella me a enseñado la felicidad que se siente al amar algo sin límites y ser correspondida de la misma forma.